Un enfoque circular de la gestión de residuos
El crecimiento demográfico y el rápido proceso de urbanización e industrialización al que asistimos tienen un impacto decisivo en la generación de residuos. La difusión y persistencia de modelos de producción y consumo insostenibles, ligados a una economía lineal, también han provocado un aumento constante de la generación de residuos. Según los últimos datos del Banco Mundial, en 2020 se generaron unos 2.240 millones de toneladas de residuos. Las previsiones indican que esta cifra aumentará a 3.880 millones de toneladas en 2050, lo que supone un incremento del 73%.
Cuando se trata de la gestión de estos residuos, surgen enormes diferencias entre las distintas zonas y países del mundo. Por un lado, los países más ricos -en términos de PIB per cápita- han desarrollado sistemas integrados de gestión de residuos que han permitido obtener importantes resultados en los niveles de recogida selectiva y reciclaje de materiales: Italia, por ejemplo, ya ha alcanzado una media del 63% de recogida selectiva en 2020, con excepciones de casi el 90% en la provincia de Treviso.
Por otro lado, en los países de bajos ingresos, casi el 90% de los residuos se siguen arrojando en vertederos ilegales, no supervisados y no regulados, o incluso se queman al aire libre. Esta gestión de los residuos provoca graves problemas de salud, seguridad, higiene y contaminación ambiental. Desde el punto de vista sanitario, la presencia de vertederos incontrolados en las proximidades de las zonas edificadas es una fuente de enfermedades, relacionadas con la insalubridad. A nivel medioambiental, el abandono de envases de plástico y otros residuos no biodegradables en lagos y ríos y la emisión de gases nocivos derivados de la descomposición de los residuos son la principal causa de la degradación y contaminación de recursos naturales como el agua, el suelo y el aire.
A partir de estas consideraciones, está claro que cada vez es más urgente abordar esta cuestión a nivel global y sistémico, para hacer las ciudades más sostenibles y habitables y dejar a las próximas generaciones un planeta mejor. Construir un sistema de gestión de residuos urbanos sostenible que satisfaga las necesidades de los ciudadanos, proteja el medio ambiente y apoye el desarrollo económico de un país es lo que promueve, entre otros, el paradigma de la Economía Circular. Para lograrlo, los gobiernos deben desarrollar sistemas de gestión que consideren los residuos como un «recurso económico», creando un mecanismo que favorezca la recuperación y el reciclaje de materiales, reduzca la cantidad de residuos enviados a los vertederos, ofrezca nuevas oportunidades de trabajo (empleos verdes) y promueva la creación de nuevos modelos de negocio.
La llamada gestión integrada de residuos considera los residuos en su ciclo de vida global, desde la generación hasta la recogida, el tratamiento y la recuperación, ya que todas las actividades incluidas en este proceso están interrelacionadas. Esta gestión debe integrar un proceso de toma de decisiones y de desarrollo institucional al diseño técnico de soluciones integradas de recogida, eliminación, tratamiento y recuperación de residuos. Al mismo tiempo, hay que integrar y coordinar los aspectos técnicos, medioambientales, sanitarios, financieros, económicos y socioculturales, jurídicos y políticos. El concepto de integración también se refiere a la participación de todos los agentes implicados, que deben asumir sus responsabilidades, trabajar juntos en la prevención de residuos y la recuperación de recursos, e interactuar con otros sistemas. Para la realización y el funcionamiento del sistema, son cruciales la integración y la coordinación entre las distintas partes interesadas, desde los organismos gubernamentales implicados hasta las autoridades locales, las ONG, las comunidades y la industria.
Por lo tanto, es deseable que en los países en los que la gestión de los residuos sigue siendo problemática, los gobiernos den la debida prioridad política a la cuestión, tratando de prevenir los impactos asociados a las malas prácticas de gestión y maximizando los beneficios sanitarios y medioambientales de la eficiencia de los recursos. Los objetivos que hay que perseguir en el camino hacia una correcta gestión de los residuos municipales pueden resumirse en:
1) Reducir la cantidad de residuos sólidos generados que acaban en los vertederos, o incluso se dispersan en el medio ambiente, llegando a ríos y mares. El objetivo se centra en el establecimiento de prácticas de gestión adecuadas, incluidas la prevención y la sensibilización de los ciudadanos.
2) Implantar un sistema de infraestructuras de recogida y tratamiento de residuos sólidos eficiente y eficaz. El objetivo se centra en la necesidad de crear un sistema modular que permita una recogida selectiva de residuos homogénea en todo el territorio, incluyendo el tratamiento y la recuperación de los mismos. La participación activa de las partes interesadas contribuye a garantizar una mejor separación de los residuos sólidos urbanos y a la creación de nuevos mercados para los materiales recuperados
3) Desarrollar competencias a nivel municipal y/o de distrito para la implementación y sostenibilidad del sistema de gestión integral de residuos. Además de los esfuerzos por mejorar las prácticas de gestión de residuos, los municipios deben desarrollar y mejorar sus planes y programas para limitar el aumento de la cantidad de residuos sólidos. El refuerzo de la capacidad de las instituciones, tanto públicas como privadas, conduce a una mayor capacidad para generar e intercambiar información, hacer cumplir la normativa, realizar estudios y supervisar y evaluar las medidas de mitigación.
Dónde empezar a desarrollar un sistema integrado de residuos depende, sin duda, de las condiciones locales, las posibilidades económicas, las características de los residuos y muchos otros factores. Por lo tanto, los modelos de gestión integrada deben diseñarse y aplicarse específicamente para cada contexto, aprovechando las actividades y los mecanismos ya existentes. Las actividades necesarias para mejorar o implantar un sistema de este tipo en un país en general consisten en: mejorar la fase de eliminación desde el punto de vista higiénico y sanitario y de protección del medio ambiente, introducir o mejorar la recogida selectiva de residuos en las zonas urbanas, difundir programas de información y sensibilización, invertir en sistemas adecuados de tratamiento y reciclaje de materiales, reforzar la normativa y los sistemas de control y garantizar la sostenibilidad financiera.
Para hacer frente a todas estas cuestiones es necesario pensar de forma sistémica y encontrar soluciones adecuadas que garanticen el correcto y eficaz funcionamiento del servicio de gestión integral de residuos municipales. Lo que se necesita es una replanificación del sistema, que se dote del conjunto de infraestructuras y servicios para la gestión completa del flujo de residuos, abarcando la gran variedad de procesos implicados. El modelo de gestión de residuos debe desarrollarse de forma que se garantice la flexibilidad, en cuanto a la tecnología y las estrategias que se incorporen, que permita adaptarse a los posibles cambios futuros, que las condiciones económicas y legislativas proporcionen. Ello requiere también la estructuración de un modelo de gobernanza sólido, capaz de regular, gestionar y orientar las distintas actividades que, puestas en juego de forma sinérgica, apoyan el camino hacia la gestión sostenible. Sin duda, la sostenibilidad en el tiempo de un sistema de este tipo depende del compromiso de las instituciones locales para mejorar y cuidar su territorio a través de un programa adecuado de gestión de residuos urbanos, y de la aceptación y voluntad de la comunidad de pagar por los servicios prestados apoyando el modelo con un comportamiento adecuado.
En conclusión, el reto de la gestión circular de los residuos está abierto, pero creemos que a través de la colaboración con instituciones como la IILA, los gobiernos nacionales y locales, se pueden abordar y desarrollar conjuntamente proyectos que hoy son meros sueños.
“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños” – Eleanor Roosevelt
Marco Mattiello, Director de Relaciones Internacionales de Contarina S.p.A